Nadie nos garantizó bienestar total. El mismo Jesucristo dijo: "En el mundo tendréis aflicciones, pero no teman, Yo he vencido al mundo", incluso el gran adorador, el salmista David puso en uno de sus escritos"Mis lágrimas están en tu redoma"... Ni siquiera el monárca se libró de la angustia...
Por eso creo que Dios permite la aficción, los desaires, la traición y desgracias para enseñarnos que amar lo imperfecto no es tan fácil. "si amas a los que te aman...¿Qué haces de más? Sed pues perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto".
Amar lo imperfecto... ¿Qué necesidad tengo de hacerlo? Lo haremos para ser mejores... y aún más, tendremos que aprender a hacerlo, para darnos cuenta lo duro que es.... y entender aún mejor lo que Dios nos ha estado diciendo a gritos: Que así de imperfectos como somos, Él nos ama.