sábado, 29 de febrero de 2020

IDENTIDAD

¿Se puede  conocer a alguien realmente?

Me refiero a ese "conocer" en su totalidad.

En lo personal creo que es arrogante creer que conocemos "el todo" de alguien solo por haber pasado algunos años a su lado. Y somos prontos a juzgar y emitir juicios en base a lo poco que hemos visto.

He estado con personas por bastantes años y, en un momento dado, me he preguntado: "¿Quién eres?". También me ha tocado estar al otro lado; creí tener amistades que me conocían bien, pero llegado el momento, me juzgaron mal, haciendome pensar: "Creí que me conocías."

Pero no puedo ser tan exigente, para ser justos y poner las cosas en balanza, (a veces) ni yo me conozco realmente. Me he encontrado en situaciones bajo mucha presión donde mi respuesta me ha sorprendido más de una vez, llegándome a preguntar: "¿Por qué reacciono así?".

Deuteronomio 8:2 dice que Dios llevó al pueblo de Israel al desierto para "ver qué había en sus corazones".

¿Cómo puede un Dios omnisciente no saber lo que había en los corazones de aquellas personas? ¡Claro que lo sabía! La intención de Dios era que ellos mismos se dieran cuenta de lo que tenían guardado en sus corazones.

Si alguien nos conoce es Dios.  "El nos creó a su imagen y semejanza", así que tiene una idea bastante clara de lo que estamos hechos. Muchas veces somos nosotros los confundidos. Pero para aclarar las cosas un poco, permite que, de vez en cuando, lleguen "desiertos" a nuestras vidas que saquen de nosotros lo "mejor"o lo "peor".

Dicen los que saben que si realmente quieres conocer a alguien, debes observarles en una situación de bastante estrés. Y me da pena decirlo, pero algunas veces (o muchas tal vez), yo no he sabido manejar muy bien las cosas.

¡Pero hay esperanza!

Hay esperanza si puedes ser lo suicientemente humilde como para reconocer tus fallas: Que no lo sabes todo, que tal vez estabas equivocado, que nuca es tarde para aprender, o des-aprender, o re-aprender lo que por años estabas haciendo mal.

Mientras seamos humildes, habrá una puerta abierta a la introspección. A echar un vistazo a nuestro interior para ver si las cosas en nuestra alma y corazón están funcionando bien: Si tenemos el valor de seguir amando, si podemos perdonar, si nuestra fe sigue intacta a pesar de las desilusiones; ver si no se nos han atrofiado los sentimientos con el dolor, la envidia, el resentimiento o la amargura.

Sí, a veces son necesarios los desiertos para conocernos mejor, y sobre todo para conocer la fidelidad de nuestro Dios:

"Pero luego volveré a conquistarla. La llevaré al desierto y allí le hablaré tiernamente" Oseas 2:14 NTV

Solo en el desierto conocemos que Dios es tierno, y muchas de sus otras cualidades.

Qué importa si nadie más nos conoce realmente, Dios nos conoce y no pierde oportunidad de reafirmar nuestra identidad.

Y en ese "conocer" de Dios y conocernos a nosotros  que podemos hacer frente a la vida con una actitud renovada, sin importar qué digan de nosotros, las opiniones de los demás saldrán sobrando, pues no nos definirán.

Ninguna "etiqueta" nos detendrá ni nos amedrentará.

Es esa libertad en la que debemos caminar porque; primero: sabes bien Quién es tu Dios; y segundo: sabes bien quién eres y de lo que estas hecho, y de lo que eres capaz de lograr.

Y antes de terminar, solo te pido: silencia las voces de allá afuera, voces de una sociedad que avanza vertiginosamente sin importar a quien deja de lado en el camino; y toma un tiempo para reflexionar, para apreciar tus habilidades y fortalecer tus debilidades.

Al hacer esto, estarás regalándonos lo mejor de ti.

Identidad  sobre todo,
Martha Martínez de Valle.
Febrero 2020.











Hoy llueve

Hoy llueve.

El suave sonido de la lluvia  trae la tan añorada paz,
El olor a tierra húmeda ordena los pensamientos y aligera los deseos.

Suspiro tras suspiro se hace tarde en la vida,
te quedas como ausente, inconsciente...adormecido.

Irónicamente el insomnio asecha,
Como luceros incansables persiguen.

Quizás fue todo un sueño,
noches con estruendosos sonidos en la cabeza.

Tan cerca y tan lejos, primeros y últimos,
tan vivos tan muertos, tan todo tan nada.
Luego el silencio.

¿Cuánto tiempo y cuántas veces?
¿Por qué  tan solo un intento?
El último, el único...

Un mal comienzo, un mal recuerdo.
Un sin sabor que confunde.

¿Quién pudiera manipular los tiempos,
y conocer las intenciones del corazón?
Conozco a Uno.

Gusta del azul de los recuerdos,
Tratando de encontrar y de entender,
pero se pierde en sus propias acrobacias.

Abruma la curiosidad, 
La mente no deja de dar vueltas.
Hasta que mira el azul del cielo tan abismal como un océano,

¿Quién pudiera manipular los tiempos,
y conocer las intenciones del corazón?
¡Conozco a Uno!

Una luz quedó encendida al pie de la ventana,
como susurrando su inminente despedida.

Pero hoy  llueve, y el suave sonido de la lluvia trae la tan añorada paz;
Y el olor a tierra húmeda ordena los pensamientos y aligera los deseos.


Martha Martínez de Valle,
Octubre 2019.