¡Hola a todos! Este es mi pequeño espacio en el que puedo alejarme del mundo y concentrarme sólo en mis pensamientos... Lo llamo: "Mi lugar Secreto..." Aquí escribo todas esas cosas que, por una u otra razón no son tan fáciles de decir, pero sí de escribir... Así que, !Bienvenido! te dejaré escuchar mis pensamientos.
jueves, 20 de junio de 2013
Para ganar almas en la calle hay que dar clases en el aula...
Una vez escuché a un joven decir: ya basta de clases sobre noviazgo y sexualidad en la iglesia, lo que necesitamos es salir y hacer algo para ganar almas.
A lo que estuve de acuerdo y a la vez no. Es verdad que tenemos que ganar almas para Cristo, esa es nuestra gran comisión, de eso no discuto ni tengo nada que alegar. Pero de lo otro...
Poco tiempo después llega otra persona conmigo a desahogar sus penas en una plática tipo ministración. Su mundo se derrumbaba porque a estas alturas de la vida sus padres habían decidido divorciarse. Mientras le escuchaba no podía dejar de pensar que no importa la edad que se tenga, el divorcio siempre trae destrucción en menor o mayor grado. A más de sus 20 años de edad por primera vez sentía una incertidumbre e inseguridad que jamás había sentido y ahora dudaba de todo y de todos, hasta de si su futuro pudiera ser prometedor.
Al ver sus lágrimas y su mirada vacía me ardió el corazón. Tal vez porque muchos años atrás yo era una niña de 5 años que atravesaba por este mismo dilema, pero que gracias a Dios mi hogar no se destruyó.
Por lo tanto he llegado a una conclusión: A no ser que te vayas a las naciones de misionero para ganar almas para Cristo, lo mejor que podemos hacer el resto de nosotros es: encontrar una buena pareja con la cual podamos pasar el resto de nuestras vidas juntos hasta que la muerte nos separe, literalmente, "Hasta que la muerte nos separe". Así podremos criar hijos espiritual y emocionalmente sanos, seguros de sí mismos y firmes en una fe que puede hacer frente a cualquier situación que amenace con la destrucción, porque han sido testigos de ello en sus propios hogares.
Personas así, serán la solución a una sociedad decadente que no sabe distinguir entre el bien y el mal porque en algún momento de sus vidas fueron dañados, se sintieron defraudados o abandonados. Hogares firmes e hijos felices serán el mejor testimonio por el cual "el mundo" quiera tener lo que tienes: Un Dios vivo y real en tu corazón.
De ahí la importancia de enseñar a nuestros jóvenes a escoger bien a su futura pareja. Clases de noviazgo y sexualidad que enseñen a no unirse en yugo desigual, y no solo me refiero a la fe; de escoger a la persona con quien se tienen intereses, valores y metas en común, y no hacer caso a aquello que dice que "los opuestos se atraen", cosa que es verdad, pero que rara vez perdura ya que es prácticamente imposible pasar toda una vida con alguien en lo que difieres casi en todo, por ser precisamente eso: opuestos.
Maestros que enseñen, aun en contra de lo que la sociedad grita y señala por pasado de moda, una vida de pureza sexual, sabiendo que es mucho más lo que se pierde que lo que se gana al explorar lo prohibido... cosa contraria cuando se tiene la bendición del matrimonio.
Matrimonio, palabra y concepto cada día más degradado y pasado de moda... Debemos enseñar de la dicha del mismo. Debemos rescatar aquellos valores y principios que Dios estableció desde el comienzo.
Y se cumple la Palabra de Dios cuando dice: "en aquellos tiempos a lo malo llamarán bueno y a lo bueno llamarán malo"...
... Ayúdanos Dios!!
Quiero aclarar que al escribir estas líneas no es mi intención juzgar, estoy completamente consciente que para algunas personas las circunstancias no les dejaron otra opción y ahora tienen que caminar sin una pareja a su lado. Me duele pensar que hay hombres y mujeres que tuvieron que huir de esa relación destructiva por bien propio y de sus hijos, por violencia, uso de drogas y cosas peores... De aquellos que tuvieron que decir: "No más"... No se sientan ofendidos, al contrario, rogamos a Dios por su pronta restauración.
Escribo para aquellos que aún pueden evitar pasar por el infierno de la separación, para aquellos que aún pueden aprender de los consejos y de los errores de los que ya nos precedieron.
Hagamos esto sin descuidar aquello: ganemos almas, pero no olvidemos enseñar fuertes bases a nuestros jóvenes para producir matrimonios fuertes, familias fuertes, y eventualmente, la firme sociedad con la que hemos soñado.
Martha Martínez,
Junio 2013.
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