Empezamos en diciembre a planear un evento para matrimonios en febrero, estamos a dos semanas y aun no estamos listos. ¡Éste tiempo! Cuando menos lo pensamos nos alcanza.... El lunes cambié de gimnasio, regresé a donde empecé mis entrenamientos por allá en el 2004...¡Dios mío! ¿En qué momento pasaron 10 años?
Y quiero detenerlo, pero no puedo. Me fuerza a seguir avanzando incluso en mi manera de pensar... las cosas en las que antes reaccionaba ahora debo pensar, reflexionar y accionar. Las reacciones a las acciones ya no son permitidas hay demasiado en juego... una emoción tóxica, una palabra a destiempo y una herida que no sana por más que pase el tiempo.
"Tiempos traen tiempos", dice mi padre, y mi abuelo decía: "El tiempo es buen amigo"
Tengo la sensación de tener que amistarme con él. No me gusta la manera en que avanza frenéticamente, desde las complicaciones para bajar de peso ("Es la edad, tu metabolismo cambia" me dicen) hasta el probar cremas para las líneas de expresión que me irritan y sacan granos. Algunas cosas están cambiando de eso no hay duda... y mi oración es: "Ayúdame a madurar con gracia".
Gracia es lo que pido... para poder recordar esas sonrisas y miradas de alegría de mis hijos, gracia para actuar de acuerdo a mi edad y no andar con niñerías, gracia para amar, gracia para tomar decisiones sabias que dejen herencia a los míos...
Porque la vida no espera, y el tiempo avanza... tic, tac... tic, tac... tic, tac...
Apurada,
Martha Martínez de Valle.
Enero 2015.