Es curioso...aunque no debería sorprenderme.
Pero no puedo evitarlo, el solo hecho de pensar que le importo tanto como para llamar mi atención... eso es precisamente lo que no acabo de comprender.
Era un tiempo de relax "cualquiera"... Paseaba mi dedo de arriba a abajo dando scroll a la pantalla de mi celular, mirando sin mirar, cuando un anuncio publicitario me presenta un collar con un pequeño dije cuadrado, nada extravagante, algo rústico a mi parecer, pero tenía escrito en el: "Estad quietos y conoced..."- pensé: "Es un verso de la Biblia".
Así de simple, así de sencillo... no le puse mayor atención, pero por alguna extraña razón, esas palabras se quedaron grabadas en mi memoria.
No pasó mucho tiempo cuando en el perfil de un amigo, exactamente el mismo verso aparecía y resaltaba con letras blancas en un fondo azul: "Estad quietos y conoced que soy Jehová". "Qué curioso"- pensé. "Dos veces el mismo día".
Poco sabía, que, al día siguiente se detonaría en el contexto de mi diario vivir, una situación, por más está decir: estresante.
Me apena decirlo, pero en vez de accionar, reaccioné. No me juzgues mal, reaccioné como cualquier simple mortal lo hubiese hecho, y te pido disculpas si no puedo ser más específica, pero es un asunto "algo" personal.
Y acudí, como otras tantas veces he acudido, al único lugar donde he encontrado respuestas específicas y que reconfortan mi atribulada alma. Oré a Dios y clamé... clamé con todas las fuerzas que le quedaban a mi corazón, porque cuando es demasiado el dolor, el corazón se cansa... y así, débil, cansada y agotada, elevé unas cuantas palabras al cielo.
No me preguntes cómo ni por qué (porque no lo sé) pero en mi corazón sentí la necesidad de leer el salmo 37. Y por allá en el verso 7, unas palabras saltaron a la vista: "Guarda silencio ante Jehová, y espera en El"... demasiado parecido a los versos de días atrás.
"Ojalá no lo hubiese leído" porque al instante entendí que Dios me pedía que "guardara silencio y solo esperara en El". Pero, ¿acaso no sabía Dios que ya tenía preparados los argumentos perfectos para defender mi situación?... tal vez fue por eso, porque conocía muy bien las palabras exactas que tenía pensado decir, que pidió cerrara la boca.
Más por agotamiento que por obediencia, accedí. Y para mi sorpresa todo se solucionó sin la intervención de una sola de mis palabras.
Esa noche meditaba, y pensaba: "Dios mío, tengo un detonador en mi interior, y el enemigo lo sabe bien. De tanto en tanto viene y lo presiona. Y todo a mi alrededor se desmorona".
Hasta ese día no había pensado en esto: ¡Cuán importante es identificar nuestras debilidades! Ellas son el punto exacto que se tienen que tocar, si en verdad te quieren destruir.
Ese día levanté una fortaleza alrededor de mi debilidad. Me propuse: Identificar el ataque para no volver a caer en la provocación, reforzar mi mente con la Palabra de Dios en cuanto a "esa" cuestión y no descuidarme en la oración.
Algo pasó con mi vida tras "esa" experiencia. Como que entendí que, las pruebas y luchas llegan a nuestra vida con el propósito de enseñarnos y hacernos madurar... Lee bien: apenas lo "Entendí", porque antes, "Ya lo sabía", ¡¿Cuántas veces lo enseñé y lo prediqué, y tuve la osadía de decirlo a mis escuchas?!
Pero una vez que lo entiendes por completo y en carne propia... no miras con tanto desagrado tus malas experiencias. Es como dar un paso adelante, levantar la cabeza y prepararte a lo que sigue. Porque con la ayuda de Dios, si salimos de ésta, también saldremos de aquella... algo así como: si la fe se te fortaleciera.
En fin, gracias por leer hasta aquí. Y es que, en este asunto de vivir la vida, nunca se deja de aprender, des-aprender y re-aprender. Dichosos los que tienen el entendimiento tan sensible como para aprender a la primera. otros como yo, debemos pasar varias veces por la misma prueba; pero en Dios no hay reprobados, seguimos y seguimos hasta que aprendemos a confiar, y a confiar de a de veras en Aquel que dijo: Si esperas en Jehová y guardas su camino, tus ojos verán lo que te prometí.
Re-aprendiendo y pidiendo que leas el salmo 37,
Martha Martínez de Valle.
Septiembre 2019.