Uff!! Cuánto tiempo ha pasado, no cabe duda que el tiempo vuela!!
Bueno, pues pongámonos al día.
Hace poco más de un mes que en casa estamos en remodelación. Ahora es fácil decirlo, pero mirando hacia atrás no sé si estoy dispuesta a volver a pasar por lo mismo. Ruidos extremadamente fuertes: taladros, roto-martillos y marros golpeando y destruyendo paredes. Y ni qué decir del polvo que se escabulle por debajo de las puertas y vuela casi imperceptible a no ser por los estornudos y las alergias que produce. Y la gente!! gente extraña que poco a poco se fueron haciendo familiares entrando y saliendo, cruzando por las habitaciones... Es realmente un meollo todo este asunto!!!
Pero gracias a Dios ya estamos en la recta final. Faltan los detalles de los pisos, instalar alfombras y pintar paredes; Luego el acomodo y distribución de los muebles y todo estará terminado!! de verdad añoro ese día!!
Aún en medio de tanto alboroto traté de aprender lo más que pude. Como hijos de Dios, simplemente como personas sensatas, estamos siempre "En remodelación". Cada tanto Dios se encarga de poner en nuestras vidas situaciones en las cuales nos forzará a sacar lo mejor de nosotros. Jamás estamos "terminados", siempre estaremos aprendiendo hasta el día final en el que nos toque "graduarnos" de esta Universidad que llamamos "Vida".
Y es incómodo. Lo es para nosotros y para quienes nos rodean. A veces nuestras vidas son un caos total!! escombros por aquí y por allá, polvo y suciedad, etc. pero debemos ser pacientes. Pacientes con nosotros mismos y con los demás, no ser demasiado crueles y exigir perfección, cuando en realidad estamos siendo "remodelados" para tener una mejor versión de nosotros mismos.
Tardé en entenderlo. No me gusta decirlo, pero suelo ser un tanto exigente y algo perfeccionista, me escusaba diciendo que: "solo me gustan las cosas bien hechas", pero en realidad, a veces mis expectativas nos estaban agotando. Hasta que encontré la paz en unos versos de mi libro favorito: La Biblia.
1 corintios 4.3 "En cuanto a mi conducta, me tiene sin cuidado el juicio que puedan emitir ustedes o cualquier otro tribunal humano; si siquiera yo mismo me juzgo".
Si el apostol Pablo pudo decir: "no me importa lo que piensen de mi, es más, ni siquiera yo me juzgo", entonces yo también puedo!! Qué alentador es saber que no necesito ser tan crítica conmigo misma, juzgarme, estresarme e incluso menospreciarme por las mismas fallas de mi caracter y personalidad.
No necesito añorar ser como alguien más porque no me gusta como soy. "Ni siquiera yo me juzgo"... No soy quién para hacerlo. Simplemente debo confiar que Dios que empezó la buena obra en mí la terminará. Solamente debo ser materia dispuesta en sus manos.
Claro, sin rallar en el conformismo, en la falta de superación y en los pensamientos de los "al cabos", al contrario, esforzarme cada día por ser mejor y no frustrarme por no estar donde quiero, sino ser agradecida porque donde estoy ahora no es el mismo lugar donde estuve ayer.... y me despido con el consejo favorito de mi padre: "Hija, Adelante!!"
Así que "Adelante Señores!" Que la mejor versión de nosotros mismos está en proceso... Estamos "En remodelación"
=D
Martha Martínez
Julio 2014.
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