sábado, 7 de febrero de 2015

Lo rescatable...

Hoy fue un día... digamos... raro, de sentimientos encontrados.

Entre todas las cosas que a mi gusto hubiera querido controlar, pero que no pude (y, heme aquí en medio de dos huracanes), mi hijo amaneció enfermo. Apenas dos días de resfriado y ya se le transformó en infección... Admito que me he vuelto algo exagerada, cada vez que él tose, no puedo evitar recordar aquella complicación de hace tres años y las palabras del médico: "Su hijo tiene principios de neumonia". Ya lo había mencionado antes, el simple hecho de recordarlo me revuelve el estómago.

Así que a la primer señal de temperatura, salgo corriendo al pediatra. Ahí sentada frente al escritorio, no puedo evitar sentir un nudo en el estómago mientras da el diagnóstico: "Ligera infección, no se le ha complicado"... entonces el suspiro y la oración de agradecimiento.

Y como decía, entre todas las cosas que tuve para entristecerme el día de hoy, lo rescatable fue que fuera la preocupación inicial, y aprovechando el cálido clima, llevé a mi hijo a tomar un jugo de zanahoria con naranja... Y ahí estábamos, mesa para dos, jugo y pan para merendar, y sus interminables historias de dinosaurios. Me asombraba cómo mencionaba a cada uno por su nombre y me decía sus características, yo sólo sonreía.

Entre tantas palabras mi mente registró el brillo que emanaba de sus ojos, sus sinceras sonrisas y el esfuerzo por tomar su jugo natural para "llenarse de vitaminas"... hermoso tiempo de calidad junto al fruto de mis entrañas. No podía dejar de pensar que: Ni en mis más alocados sueños, jamás me imaginé entablando una conversación con mi hijo. Apenas ayer lo tenía en mis brazos y ahora todo un muchachito entreteniendo a su madre con sus grandes conocimientos. Es un sentimiento sabroso difícil de describir.

Me he propuesto salir un dia a la semana solo él y yo. Y ruego a Dios que estos tiempos y conversaciones queden grabadas en nuestras memorias.

Agradecida,
Martha Martínez de Valle
Febrero 2015.

No hay comentarios: