lunes, 2 de febrero de 2015

Alegría

Una buena taza de café y el sentimiento de nuevos inicios.

Quiero llorar, la emoción me embarga, pero no puedo. Demasiada gente a mi alrededor, aunque solo sean dos o tres, tal vez cuatro.

Es necesario dejar el dolor atrás, pues enferma el alma, enferma el cuerpo y también enferma al amor...

Huele a café con ojos furtivos.

La fe sin trabajo duro es una gran decepción, y eso duele, no se nos enseñó así... ¿Pero a qué cabeza retorcida se le ocurriría? La Biblia está llena de ejemplos de personajes que salieron airosos, pero cada uno pagando un precio, ¡Vamos! Ni siquiera para el hijo de Dios fue fácil. ¿Qué nos hace pensar que para nosotros lo será?

Claro, la salvación es por gracia, pero para todo lo demás hay trabajo por hacer. El reto está latente, un paso de fe a la vez, pero se requiere dar ese paso... el esfuerzo es nuestro, el milagro es de El.

Nuevos comienzos que cuestan tanto, lo una vez conocido... y tener que volver a empezar. Pero tengo la sensación que muy escondido en el fondo, aún se encuentra lo que una vez nos cautivó y nos hizo iniciar. La vista se me empaña y este sentimiento inminente...volver a empezar. Temo no me alcance la vida para terminar, temo no me alcance la sabiduría... Un sorbo de café a la vez.

Presión tras presión, ¡calma corazón!, El ha sido siempre fiel... Y siento cómo poco a poco va aumentando mi seguridad.

"La confianza se quebranta con facilidad, pero toma tiempo y restaurala".

Es mi decisión tomar el tiempo y arriesgarme a volver a confiar... Insisto, esto va tomando forma y el aliento vuelve a mi otra vez.

No puedo dejar de escribir, tal vez porque no se acaben estos momentos. Alargarlos quiero... ¡que este nuevo aire no se acabe por favor! Regresar a la raíz del problema, "regresar para olvidar"... ¡Qué irónico! Supongo que así de loca e inconsistente es la vida, así... paradójica.

De nada sirven las frases aprendidas sin experiencias vividas. Para hablar hay que vivir, para alentar, primero hay que sufrir... más nos vale ser prontos para aprender.

Es demasiado bello el sueño, aunque a veces para soñarlo hay que llorarlo, pero  la mañana llegará y junto con ella la alegría...

¡Alegría!



Martha Martínez de Valle,
Febrero 2015.

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