sábado, 27 de abril de 2013

Soberbia

El rey David decia: ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. (Salmos 19:12, 13 RVR60)

David pedía ser librado de ls soberbia para no caer en rebelión... Lo que me llama la atención es que un soberbio no puede hacer esta sencilla oración, ya que se requiere cierto grado de humildad para reconocer que necesitamos la ayuda y provición divina. Solos no podremos vencer.

Pero sigue la interrogante en mi ser ¿cómo ayudar a un soberbio, si ellos no necesitan ayuda? ¿Cómo decirles que están mal, si nunca se equivocan?, ¿Cómo hacerles entender, si ellos lo saben todo?, ¿cómo decirles que necesitan ser más humildes, si con el simple comentario se alteran y te responden: ¡yo no soy soberbio!?

Ahora si que sólo Dios. Sólo Dios..


domingo, 21 de abril de 2013

Mi café...

Dos semanas estresantes... Tantas preguntas sin respuesta, y dos chiquitines demandando toda mi atención.

Desde un "mira mami que mi hermanita no me deja", hasta, " mami, ¿me enseñas a jugar pin-pon?" Y mi taza de café se enfría...

Corre el tiempo y debo correr junto con el... Porque las fieras no esperan.

Feroces mis anhelos, debo esperar, y al mismo tiempo correr. Lo más próximo que puedo hacer es suspirar y tratar de saborear los placeres que una galleta de chispas de chocolate sabe dar, ¿o debiera decir dos o tres galletas?

Igual, suspiro, saboreo, sorbo mi taza de cafe que es sólo para mí y que al parecer por el momento es lo único que puedo controlar, hasta que una vocesita me interrumpe: "¿me das café mamá?...

Corrijo... Me iré a lavar platos, que al parecer es lo único que puedo controlar.....

Ahora ninguna voz se escucha.

miércoles, 3 de abril de 2013

El lavadero

Ya mi niño tiene 3 años. El tiempo pasó corriendo, y él crece aún más rápido que eso.
Anoche salí apresurada al área de lavadero, dicho de paso, área que mi niño sabe tiene restringida por los peligros de los detergentes, blanqueadores, químicos, etc., y dejé la puerta entre abierta. Fue menos de dos minutos, pero al querer entrar entre las prisas, al poner mi mano en el dintel, el portazo!! Mi hijo con todas sus fuerzas habia cerrado la puerta y me agarró los dedos a la altura de los nudillos. Vi estrellas, la luna y los planetas!! Subió el furor, se asomaron unas lágrimas, pero las contuve más por orgullo, ya que el dolor era considerable.

Regañé a mi pequeño de forma nada ortodoxa, él se echa a llorar y entre sollozos me dice: " Es que la cedé pada que mi hedmanita no se salieda". Al instante me tragué el dolor, el orgullo y ahora sí,las lágrimas rodaron. En su infantil mente él estaba protegiendo a su hermanita de los "peligros del lavadero". Lo tomé en mis brazos, lo abracé lo más fuerte que pude y lo besé tántas veces hasta calmar su llanto. Le dije: " mi amor, pérdona a mamá, le dolió mucho su mano por eso levantó mucho su voz"... Con su tierna voz de niño me contesta: " si mamá, pelo no lo vuelvas a haced, tú debiste cedad la puedta".

Mi pequeño tenía toda la razón. Está creciendo más rápido de lo que creía, a su tierna edad ya muestra señales de madurez, y enseña a mamá las más bellas lecciones de vida. Nunca imaginé tener a tan bello maestro en mi hogar. Me sorprende ver en él éstos destellos tan perfectos, a pesar de los defectos de su siempre apresurada mamá.