domingo, 11 de agosto de 2013

El Dios que traiciona

Job 5.17-19

5:17 He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios corrige; 

Por tanto, no menosprecies la disciplina del Todopoderoso.
5:18 Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará; 
El hiere, y sus manos curan. 
5:19 En seis tribulaciones te librará, 
Y en la séptima no te tocará el mal. 

Siempre podemos tener la seguridad que en La Biblia, la Palabra de Dios, tendremos una respuesta a cada uno de nuestros estados de ánimo.

Dios corrige... algunos no estarán de acuerdo conmigo, pero soy de las que cree que Dios nos "jala las orejas" de vez en cuando para corregirnos el rumbo, o bien, nos priva de ciertas respuestas para enseñarnos grandes verdades.

Y cuando eso sucede, el verso 17 nos dice que debemos considerarnos afortunados porque es Dios quien nos quiere enseñar algo.

T.D. Jakes dice lo siguiente:

"Hay tiempos en los que aparentemente Dios está ausente. Pero no es así. Aunque no lo sintamos El está ahí enseñándonos "algo". Sentiremos que nos ha abandonado, algunos osaremos pensar que nos traicionó, nos sentiremos defraudados y heridos por Aquel que prometió nunca dejarnos y darnos todo lo que pidamos... pero El es el que "hiere y sus manos curan". Si nos hemos sentido así, quiere decir que, El ha decidido operar en un ámbito totalmente desconocido para nosotros.


Es muy, muy difícil confiar en Dios cuando no vemos Su respaldo, pero eso es precisamente lo que El quiere que hagamos: que confiemos. Y aunque las cosas estén de mal en peor, y cuando te digan, te pregunten ¿Dónde está tu Dios? que no pierdas el ánimo, no pierdas la fe,  Tu tiempo no es el de los hombres, tu tiempo es el de Dios. Sus métodos podrán desconcertarte, sus enseñanzas no tendrán sentido aparente en el momento, pero los resultados serán simplemente sorprendentes.



Dios obrará milagrosamente en tu vida porque confiaste en El mientras trabajaba en el ámbito de lo invisible."



A veces estar en el desierto, en un naufragio, en una celda o en una cruz también es la perfecta voluntad de Dios.

Martha Martínez de Valle




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