Hoy escribo nuevamente... aunque no es fácil, ya que el fuerte replicar del teléfono de la oficina intenta frenéticamente desordenar mis pensamientos. (sí, estoy en la oficina, pero no le digan a mi jefe, mi padre, que tomé estos minutos nada más).
La vida cambia.
Error nuestro pensar que las cosas permanecerán tal y como las conocimos. Volteo hacia el pasado y los rostros que una vez miré, han cambiado.
Esos giros inesperados que da la vida en un segundo nos cambian la existencia para siempre. Los rostros una vez sonrientes, hoy, han palidecido; los corazones una vez esperanzados, hoy, se han secado.
La vida fluye como un río rápido. Y nosotros, simples mortales, al igual que en una balsa debemos maniobrar para esquivar las grandes rocas que representan los desafíos que se nos presentan, allá, justo unos metros más adelante.
Pero no podemos actuar solos, para salir airosos debemos escuchar al capitán que grita: "¡Derecha!", "¡Izquierda!"... Y al unisono cargar el peso de nuestro cuerpo hacia el costado indicado para hacer girar la débil balsa de la vida y evitar un colapso.
Es trabajo en equipo.
Es comunicación.
Las relaciones son complicadas. Tú con tus cambios, yo con los míos... y la falta de comunicación agrietando la embarcación.
Mejor nos será hablar, compartir y expresar antes que llegue el giro final y solo queden los remordimientos.
Porque además de todo, la vida es demasiado corta. Sólo tenemos unos cuantos años para aprovecharlos y gritar al mundo a qué hemos venido. Unos a amar, otros a construir, otros más a sonreír, habrá a quienes les toque solo abrazar, y los más privilegiados, tal vez, secar lágrimas... pero todos hemos venido con un propósito. Y no nos podemos quedar callados.
Sí, habrá giros. Y habrá que escuchar a Dios, el capitán de la existencia, para ver qué instrucción nos da, y entonces gritar: "¡Derechaaa!". Y que todos a nuestro alrededor comprendan.... entonces, y sólo entonces comprenderán.
A lo largo de los años he visto unos cuantos rostros felices, que me hacen pensar que hay una manera y una forma de enfrentar la vida, y es, ajustarse al cambio. Creo que entonces, y sólo entones, todo será más fácil.
La siempre cambiante,
Martha Martínez de Valle.
Marzo 2014.
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