viernes, 26 de diciembre de 2014

¡¡Feliz Navidad, te deseo de verdad!!



Digamos que soy algo observadora... Desde la vorágine de las compras navideñas hasta la calma después de la tormenta. Segmentada la vida, segmentados los pensamientos... dos mundos opuestos.

Desde la opulencia y la competencia, hasta la sonrisa que detrás de ella oculta la tristeza... Luchando por hacer de las fiestas un recuerdo perdurable, pero es su lucha lo admirable, su sonrisa, su prudencia.

Aprendiendo se nos va la vida, y si no somos cuidadosos, es fácil desviarnos del camino y olvidar lo que verdaderamente importa... ¿Qué quedará cuando te ausentes?

Son tus palabras, tu dulce semblante, la fortaleza que demostraste cuando todo a tu alrededor se derrumbaba. Son tus sonrisas, tus abrazos y el aliento que nos brindaste.

¡Ojalá fuésemos más prontos para aprender! Aprender que la vida se va en un suspiro, que si no recapacitamos y corregimos el camino, al final nos espera un sin fin de remordimientos.

No temas gritar el amor por favor, la ley es dura: "Lo que se siembra se cosecha". Habrá que sobreponerse al dolor propio, guardarlo en un rincón para llorar en la soledad, pero en lo que al resto respecta... ¡Ama por favor! Ya que al final, amar es lo que a todos nos alienta.

"Ni la felicidad, ni la miseria pueden ocultarse"... me gusta mirar a los ojos, descifrar lo que ellos gritan. No es el dinero, no es la riqueza... es la paz del alma, el amor del corazón y el gozo que contagia lo que se recuerda... ¡¡Los quiero todos!!

Pero para tenerlos debo volver a mis rodillas... dejar de desviar la mirada, mirarle de frente y dejar que Su luz me confronte. Entregar mis cargas y despojarme de cualquier cosa que se me haya metido en el alma...ya que para eso vino a la tierra, para crear una relación, una conexión entre su divinidad y mi humanidad... Nos ha dado su esencia... ¡¡La quiero toda!!

Tiempos finales, tiempos de reflexión... cerrar capítulos para iniciar uno nuevo. Que las cargas pasadas se caigan de los hombros y que ya no pesen los recuerdos del ayer; que un nuevo aire de algún otro lugar lleguen a tu vida y tengas nuevas fuerzas para volver a empezar.

¡¡Feliz Navidad, te deseo de verdad!!
Martha Martínez de Valle,
Diciembre 2014.


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