Me resistía, no quería escribir, como si con ello pudiese detener el tiempo y alargar un poco más lo que queda de este año.
Un año de grandes retos y de muchos desafíos. Primera vez en mi vida que sufro los efectos de la gastritis o colitis nerviosa (nunca supe diferenciarlas) pero muy agradecida por todo lo que pudimos alcanzar.
Poco a poco y lentamente se acaban las horas del 2014, y trato de saborear cada minuto, recordando con agradecimiento y emocionándome al pensar en lo que vendrá. Hay sueños, grandes anhelos en todos los sentidos, demasiados para enumerarlos, pero confiados en que a su tiempo Dios los concederá. Mientras tanto me deleito en las satisfacciones pasadas.
Mis hijos están sanos, pelean más de lo que quisiera, pero supongo que así somos con los hermanos. Siento el amor de un esposo que me aguanta aún cuando ni yo sola me soporto y que puede ver mi "belleza" aunque ande en pijamas con una gran taza de café... Vivo cerca de mis padres y hermanos, rodeada de su cercanía, consejos y cuidados. Así que me siento más que bendecida.
2014 fuiste un año al que temí cuando iniciaste, aunque hubo momentos muy estresantes, agradezco a Dios por ellos, porque fueron los necesarios para aprender a valorar las cosas que verdaderamente importan, como el amor, la familia, la paz, la salud, la alegría y la esperanza...
2015, sólo Dios sabe lo que deparas... pero sea lo que sea, que los nuevos retos nos lleven a elevar nuestras alas y alcanzar los lugares que nunca imaginamos llegar. Que la luz y la presencia de Dios nos acompañen cada día a cada minuto, y que nuestros ojos nunca se dejen de admirar, incluso en aquellas pequeñas cosas cotidianas.
Agradecida, expectante y emocionada,
Martha Martínez de Valle.
Diciembre 2014,
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