Se siente realmente extraño. Acostumbrada al relajo y constantes peticiones de mis nenes (y mi nenote), sentir tanta tranquilidad de pronto es raro.
Pero me gusta. Me da pena admitirlo, pero me agradan demasiado estos momentos que saben a gloria.
De pronto todo comienza a tener lógica... Sabía que tan solo eran necesarias unas cuantas palabras para que todo se acomodara en su lugar. Sonrío. No por presunción, sino por agradecimiento...
Dios es bueno, y descansar en esa bondad me ha llenado de una inexplicable paz, como la que se respira ahora mismo.
Tranquilidad, serenidad, remanso. Sólo una guitarra se escucha a lo lejos, y admito que me molesta un poco, preferiría estar en completo silencio solo para callar todas esas voces que me impedían mirar.
Si tan solo pudiera cruzar otro par de palabras con otras tantas personas, tal vez algunas preguntas encontrarían sus respuestas... pero no sé si estoy preparada para hablar. En este momento y en este instante creo que es mejor callar, pero a veces me pregunto si sería posible... Interminables conversaciones que no se materializarán, ¡sólo Dios sabe! mientras tanto... mientras tanto (Ni siquiera se cómo terminar la frase).
Consciente estoy que a veces es mejor cerrar los labios y guardar las cosas en el corazón para meditarlas, repasarlas y aprender. O tal vez, esperar. Esperar el momento adecuado cuando hablar sea necesario.
La vida está llena de momentos. Saber qué hacer en cada uno de ellos es una bendición que no muchos poseemos, pero si podemos rogar al cielo por un poco de sabiduría podremos disfrutar el vivir.
Es curioso, ¡Cuánta calma! De pronto se impregna mi ser, siento que pudiera volar... me quedo con lo aprendido el día de hoy, y con una inexplicable alegría retomo el paso en este viaje al que llamamos vida.
Salmo 62:1-2
"En Dios solamente está acallada mi alma;
de Él viene mi salvación.
El solamente es mi roca y mi salvación;
Es mi refugio, no resbalaré mucho."
No hay comentarios:
Publicar un comentario