sábado, 12 de abril de 2014

Mis ojos brillan otra vez.

Pienso demasiado, las ideas se agolpan en mi mente
y las palabras se hacen nudo en mi lengua negándose a salir,
imposibilitando la expresión.

Es demasiada la euforia que corre por mi cuerpo,
quiero gritarlo a los cuatro vientos, brincar, correr...
en cambio, me cierro, estoy enclaustrada.

Pero los escalofríos vienen y van,
y mi pobre estómago sintiendo los estragos.

Nuevos aires, nuevos vientos viniendo de otro lugar,
la respuesta a muchas plegarias se sigue estableciendo,
como piezas de rompecabezas embonan una a una a la perfección.

Mi boca se seca y siento que vuelo solo con pensar en lo que pueda pasar.
La monotonía se ve tan lejana a medida que los nuevos retos se acercan.

Me emociono y al mismo tiempo tengo miedo.
Supongo que es normal ante lo nuevo,
supongo que es normal cuando atraviesas las fronteras.

Cuesta concentrarme, los viejos paradigmas se hacen añicos,
mientras de entre los escombros se elevan mis sueños en el aire.

Dos meses de fuertes emociones y grandes preocupaciones,
pero mis ojos brillan.... otra vez.


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