Comienzo por prepararme mi matituna taza cafecera... sitento que las fuerzas regresan, mis pensamientos se aligeran y estoy lista para poner mi cerebro a funcionar.
Generalmente desayuno sola, ya que esta semana mi esposo entra a las 6.00 am a trabajar... miro hacia la barra y veo que he dejado mi Biblia olvidada en la cocina... pero no importa, de hecho, mejor aun. Extiendo mi mano y la alcanzo... ¿Qué leer?... la abro en los salmos, pero no. No es suficiente, siento que Dios tiene algo más qué decirme.... pero ¿Dónde?...
Detengo mi lectura, tomo un sorbo de mi delicioso cafe y mi mente divaga... las palabras de un pastor amigo vienen a mi recuerdo: "Martita, Estamos hablando de una ciudad... No podemos pensar que como iglesia podremos alcanzarla individualmente. Necesitamos unirnos".
Unidad... ¿Acaso tendrían algo de cierto sus palabras? inmediatamente recordé aquella oración que Jesús hizo por sus discipulos antes de ser crucificado. Juan 17...
17.22b Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
17:23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
17:23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
7:26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
No sé si puedas ver como yo la estrategia que Cristo nos dejó para alcanzar nuestra ciudad...
UNIDAD.
Es hora de derribar nuestras paredes denominacionales y empezar a ver a los demás cristianos como lo que en realidad son: Nuestros hermanos.
Dejemos de pararnos el cuello al contar los años que tenemos como denominación, y seamos lo suficientemente humildes como para reconocer que en tanto tiempo no hemos hecho lo que debimos hacer.... impactar nuestra ciudad.
Que la sencillez nos inunde como para recapacitar y ver que no lo sabemos todo, ni lo tenemos todo, ni que seremos los únicos a los cuales Dios nos habla. Hay afuera de nuestras 4 paredes otras personas que también buscan el rostro de Dios, y OH! Cielos!! Sorpresa!!!! A ellos también Dios les habla y aún más... también les ama.
La estrategia es simple... "Amor". La petición de Jesús fue: "Que sean uno, para que el mundo crea que tu me enviaste". Si somos lo suficientemente inteligentes, nos daremos cuenta que a Dios no le interesan nuestras bien estructuradas denominaciones. A él le importa solo que seamos uno. Perfectos en unidad, asi como Él y y el Padre son uno.
Y cuando esto suceda, entonces el mundo sabrá quién es Dios. Y nuestra ciudad se impactará con el amor de Dios, y los pecadores regresarán a Dios arrepentidos de sus malos caminos... y entonces, las iglesias, sin importar denominaciones, serán insuficientes para recibir tantas almas... y entonces tendremos que reajustar nuestros servicios, tal vez dos o tres al dia, y cuando esto sea insuficiente, tal vez remodelar el edificio, hacer un segundo piso.... entonces no habrá peleas entre líderes porque los edificios estarán rebosando de gente... imagina... toda una ciudad acudiendo a nuestos servicios.
Pero aun hay más... Dios, sabiendo nuestra naturaleza egoista, no nos dejó a la deriva. Junto con su petición de ser uno, también nos dió la capacidad para hacerlo: "La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno."
Si a estas alturas no podemos ver lo que Dios quiere que veamos, disculpame. Pero entonces, estamos siendo demasiado ciegos... y si no podemos entender que solos nunca vamos a poder... entonces estamos siendo demasiado cabezones.
Es hora de dejar de levantarnos el cuello diciendo "yo soy de Pablo, yo soy de Pedro, Yo soy de Apolos"... Y empecemos a decir aquellas sencillas palabras: "Yo solo soy de Jesús".
Si es así, entonces lo único que te importará es que el nombre de Jesús sea exaltado... sin importar a través de quién se haga...
Mientras almas estén siendo salvas... Gloria a Cristo.
Mientras el nombre de Dios se esté diendo a conocer.... Gloria a Cristo.
Si me toman o no me toman en cuenta... no importa, Gloria a Cristo... yo estaré orando solo porque el nombre de Dios sea glorificado. Que a fin de cuentas... el que bendice a profetas, recibe bendición de profeta; el que bendice a pastores, recibe bendición de pastor; el que bendice a evangelistas, bendición de evangelista recibirá.
Así que señores... dejemos de pelearnos por pequeñeces y empecemos a bendecirnos unos a otros que hay una ciudad que alcanzar.
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