No pretendo presumir, pero a veces leo la Biblia. Y el día de hoy ha llamado mi atención el hecho de que al estar leyendo aleatoreamente un capítulo del Antiguo Testamento por aquí y otro del Nuevo Testamento por allá, aparece dos veces la misma palabra: "Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones como en el día de la provocación".... Interesante, ¿acaso Dios quieres enseñarme algo? Dos veces la misma frase, así que puse un poco de atención.
En Hebreos 3, Pablo nos dice: "No perdamos de vista a quien ha sido enviado como sumo sacerdote de la fe que profesamos. Me refiero a Jesús, modelo de fidelidad..." Heb. 3:1-2 (BLP)
1) Lo que entendí, es que en primer lugar: profesamos una fe. Se supone que si nos llamamos cristianos, debemos andar por el mundo proclamando, pregonando, y gritando a los cuatro vientos que tenemos una fe, o sea, UNA ESPERANZA.
En más de una ocasión he visto y escuchado a hijos e hijas de Dios lamentarse, quejarse y llorar como los que no tienen esperanza, y me avergüenzo al decirlo, pero también yo lo he hecho.
Cuando las cosas no han salido como las habíamos planeado, cuando la vida da un giro inesperado y nos sacuden el suelo, cuando un evento marca de manera desfavorable nuestras vidas... es duro, y difícil proclamar una esperanza. Pero somos Hijos e Hijas de Dios y el consejo Bíblico es: No perdamos de vista a quien ha sido enviado como sumo sacerdote de la fe que profesamos: Jesucristo, que es el modelo de fidelidad.
Somos infieles cuando damos la espalda a nuestro Dios. Y generalmente eso sucede cuando dejamos de confiar en Él, cuando dejamos que la angustia, la desilusión, el dolor, la amargura y los miles de preguntas sin responder se aniden en el corazón. Cuando desviamos la mirada y la fijamos en nuestras circunstancias en lugar de ese modelo perfecto de fidelidad: Jesús.
¡Cuán importante es mirar a Jesús! Cuando lo miro a El, mi sufrimiento no se compara al que él soportó en la cruz, si me quejo que me traicionaron, él responde: "A mí también y lo llamé amigo". Si le digo que lo que me hicieron no fue justo, Él me responde un amoroso: "Tampoco a mi me trataron con justicia, no cometí pecado y aún así me crucificaron". Y si leo un poco más me doy cuenta que como cordero fue llevado al matadero y de su boca no salió queja... Sí, es de suma importancia mantener la mirada en Jesús, nuestro modelo de fidelidad.
2) Luego dice: "Así como Moisés estuvo al frente de la casa de Dios, ahora Jesús está al frente de la casa de Dios que somos nosotros". Heb. 3:2-6
Y tres versiones lo dicen de la siguiente manera:
Reina Valera: (somos casa de Dios) si retenemos firme hasta el fin la CONFIANZA, (v.6)
Nueva Versión Internacional: (somos casa de Dios) con tal que mantengamos nuestra CONFIANZA y nuestra ESPERANZA. (v.6)
Traducción Internacional: (somos casa de Dios) mientras mantengamos firme la CONFIANZA y la ilusión que nace de la ESPERANZA. (v.6)
Aquí hay una condición, o sea, si no cumplimos con ella no podemos llamarnos "casa de Dios, pueblo de Dios, iglesia de Dios, hijos de Dios, cuerpo de Cristo, co-herederos de Cristo", etc. Y la condición es: Mantener la confianza, la fe, la esperanza, no un momento, sino hasta el final.
3) Se nos advierte:"No endurezcáis el corazón. 40 años el pueblo de Dios vio los milagros y maravillas de Dios en el desierto y aun así se atrevieron a tentarlo y probarlo". (v.8,9) No quiero extenderme mucho en este punto para no hacer más largo este escrito, pero, el pueblo de Israel después de haber visto la mano poderosa de Dios al librarlo de la esclavitud con todos esos milagros y prodigios, no tenían cara para dudar de El. Punto. Pero lo hicieron y Dios se enojo, y la consecuencia fue: No entrar en el reposo de Dios. En otras palabras, no entrar a la tierra prometida.
La tierra prometida, la bendición ya era suya, ¡¡¡y la perdieron!!! Por eso Pablo dice: cuídense de que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e INCRÉDULO que los haga apartarse del Dios vivo (NVI) más bien exhortaos unos a otros día tras día, mientras dura ese "Hoy", para que la seducción del pecado no endurezca vuestras conciencias. Porque solo si mantenemos firme hasta el fin la confianza del principio, compartiremos la suerte de Cristo. (BTI) (v.12-13)
4) Habrá que mantener hasta el final la confianza del principio. Al principio es muy fácil emocionarnos. Pregúntenle a la gordita que decidida promete cada lunes iniciar la dieta para el martes olvidarse por completo de ella, o al que paga un mes del gimnasio para no volver la siguiente semana. Al inicio todo es fácil, lo difícil es permanecer.
Y nuestra lucha diaria es en este "permanecer", pero si queremos ver nuestra tan añorada tierra prometida tendremos que permanecer fieles, confiando en la esperanza que tenemos, confiando en lo que El ha dicho.
Termina el capítulo diciendo: como podemos ver, no pudieron entrar (a la tierra prometida) por causa de su incredulidad. Por su falta de fe. (v.19)
¿Aterrador? sí.
Puedo perder mi tan añorada bendición al pasarme la vida renegando y dudando si en realidad Dios dijo lo que creo que dijo, o que tal vez ya se olvidó de lo que me prometió. Si lo tiento dudando de su fidelidad, o lo pruebo diciendo: Si realmente eres Dios...
LA INCREDULIDAD: Nos endurece el corazón de tal manera que aunque tengamos frente a nuestras narices el más grande de los milagros, estemos indiferentes al mismo. Nos impide ver todas las bendiciones que Dios nos da al centrarnos sólo en aquella cosa que quiero en el momento, olvidando la providencia divina de la vida, la salud, el alimento.... la salvación.
Y Dios se lamenta: "Siempre andan vagando en su corazón y no han conocido mis caminos". (v.10) Conocieron sus obras, pero no conocieron al Dios de las obras. Conocieron la bendición, pero no al Dios de la bendición, y pensar que hay tantos que le siguen solo por lo que pueden obtener de él, pero no lo conocen a El.
40 años vieron maravillas en el desierto y dudaron. ¿cuántas veces has visto las maravillas de Dios en tu vida? No nos atrevamos a dudar de Su poder solo porque no responde a nuestro lloriqueo o caprichos momentáneos.
Pero qué diferencia, veamos la otra cara de la mondeda. Seguramente le conocía muy bien el que escribió: "El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que Lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con El todas las cosas?" Romanos 8.32
Dios nos ha dado lo más preciado que tenía: la vida de su propio hijo para la salvación de nuestras almas. No nos atrevamos a dudar por un instante.
Nótese la confianza con la que Pablo dice: "¿no nos dará también junto con El todas las cosas?". Cuando conoces el carácter y la esencia de Dios es fácil creer. Podemos estar seguros que: Sí, hay un Dios que nos ama. Sí, hay un Dios que ha prometido. Y sí, hay un Dios que no nos fallará.
No echemos a perder los planes que tiene par nuestras vidas al divagar en nuestros corazones y esperar sólo de su mano la bendición. Busquemos al Dios de la bendición y conozcamos le al grado de estar 100% seguros de quién es El y jamás, jamás volver a dudar de Su Amor, Poder y Fidelidad.
No se diga de nosotros: había grandes cosas de parte de Dios para ellos, pero por causa de su incredulidad no las recibieron.
¡Hola a todos! Este es mi pequeño espacio en el que puedo alejarme del mundo y concentrarme sólo en mis pensamientos... Lo llamo: "Mi lugar Secreto..." Aquí escribo todas esas cosas que, por una u otra razón no son tan fáciles de decir, pero sí de escribir... Así que, !Bienvenido! te dejaré escuchar mis pensamientos.
viernes, 23 de agosto de 2013
miércoles, 14 de agosto de 2013
Cuando la oscuridad es necesaria
El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían quitado la piedra que cubría la entrada. Así que fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: —¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto! Pedro y el otro discípulo se dirigieron entonces al sepulcro. Ambos fueron corriendo, pero como el otro discípulo corría más aprisa que Pedro, llegó primero al sepulcro. Inclinándose, se asomó y vio allí las vendas, pero no entró. Tras él llegó Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Vio allí las vendas y el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús, aunque el sudario no estaba con las vendas sino enrollado en un lugar aparte. En ese momento entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; y vio y creyó. Hasta entonces no habían entendido la Escritura, que dice que Jesús tenía que resucitar. (Juan 20:1-9 NVI)
Juan el que llegó primero pero se quedó fuera,
Pedro el que llegó después pero que sin dudar entró.
Me encanta cómo se plasman sus personalidades, y es que sin importar nuestros temperamentos, Dios no hace acepción de personas.
Se les había dado una promesa, que el Hijo de Dios al tercer día resucitaría, pero en todo el transcurso de la agonía, desde la conmoción de la traición de Judas y su suicidio, el arresto y crucifixión del Maestro, el tener que esconderse por no saber si ellos correrían la misma suerte, y el dolor de haber perdido a quien les brindaba seguridad y alivio: al gran amigo, habían olvidado lo prometido.
"Cuando todavía estaba oscuro". En la vorágine de las grandes pruebas, ahí dónde las fibras más sensibles del corazón son estremecidas ante la amenaza de una pérdida inminente sin la posibilidad de recuperarla, entre las acrobacias mentales y el estrés que recorre el cuerpo, y los químicos que produce el cerebro que hacen que los pensamientos se entorpezcan... Ahí, es donde, por razones obvias olvidamos lo que Dios ha dicho.
Dicen los que han pasado noches en vela que cuando ya va a amanecer, se pone más oscuro. Cuando la oscuridad abraza nuestras vidas y no podemos ver ni siquiera un atisbo de luz a la distancia, cuando las fuerzas sienten desfallecer, la respiración no alcanza y arde el pecho, cuando el llanto ahoga nuestros pensamientos.... Así es, la oscuridad no es un lugar para disfrutar.
Jesús mismo tuvo su momento oscuro: bajó al mismo infierno y quitó las llaves de la muerte a Satanás. No creo que la travesía haya sido de lo más placentera. La Biblia no da detalles, pero ni siquiera la imaginación más frondosa puede acercarse siquiera a lo que en realidad fue.
La oscuridad es necesaria. Sin ella no valoramos la presencia de la luz. Es ahí donde se nos forza a caminar por fe, humanamente hablando no hay certeza ni seguridad alguna, el golpe puede venir por doquier, pero espiritualmente hablando, es ahí donde podemos aprender a confiar "ciegamente" en Aquel que nos ha prometido, y que jamás ha dejado caer ninguna de sus palabras a tierra.
Lo sé, no lo entendemos. Pero el reloj de Dios sigue corriendo y su tic-tac no se detiene. Habrá un momento, un día, una fecha en el calendario del Altísimo y entonces amanecerá. Y con los primeros rayos de luz, nuestros ojos podrán ver. "Y vio y creyó". Junto con la vista vendrá la fortaleza de nuestra fe, jamás volveremos a ser los mismos, puesto que nuestros ojos lo han visto, o mejor dicho, Le han visto. Hasta ese momento, entenderemos el por qué de la oscuridad. "Hasta entonces no habían entendido la Escritura, que dice que Jesús tenía que resucitar".
Era necesario que el Hijo de Dios pasara por todo ese sufrimiento. Una vez pasada la prueba tendría la mayor de las victorias. Y a través de El, muchos, miles, millones más también pudieran vivir.
Jesús nos mostró el camino a seguir en medio de la oscuridad. Si seguimos sus pasos, el tercer día llegará y volveremos a vivir, el aliento volverá, podremos sonreír, las vendas que nos ataban se caerán, la piedra, los problemas se removerán y podremos salir a la luz y caminar, hasta entonces podremos avanzar. Y con nuestro ejemplo y experiencia podremos decir a muchos, bendecirles con sabias palabras, diciéndoles: sigue adelante no temas, este momento pasará, a veces es necesaria la oscuridad, pero el día llegará y con el, la más grande de tus victorias.
Martha Martínez,
Agosto 2013.
Juan el que llegó primero pero se quedó fuera,
Pedro el que llegó después pero que sin dudar entró.
Me encanta cómo se plasman sus personalidades, y es que sin importar nuestros temperamentos, Dios no hace acepción de personas.
Se les había dado una promesa, que el Hijo de Dios al tercer día resucitaría, pero en todo el transcurso de la agonía, desde la conmoción de la traición de Judas y su suicidio, el arresto y crucifixión del Maestro, el tener que esconderse por no saber si ellos correrían la misma suerte, y el dolor de haber perdido a quien les brindaba seguridad y alivio: al gran amigo, habían olvidado lo prometido.
"Cuando todavía estaba oscuro". En la vorágine de las grandes pruebas, ahí dónde las fibras más sensibles del corazón son estremecidas ante la amenaza de una pérdida inminente sin la posibilidad de recuperarla, entre las acrobacias mentales y el estrés que recorre el cuerpo, y los químicos que produce el cerebro que hacen que los pensamientos se entorpezcan... Ahí, es donde, por razones obvias olvidamos lo que Dios ha dicho.
Dicen los que han pasado noches en vela que cuando ya va a amanecer, se pone más oscuro. Cuando la oscuridad abraza nuestras vidas y no podemos ver ni siquiera un atisbo de luz a la distancia, cuando las fuerzas sienten desfallecer, la respiración no alcanza y arde el pecho, cuando el llanto ahoga nuestros pensamientos.... Así es, la oscuridad no es un lugar para disfrutar.
Jesús mismo tuvo su momento oscuro: bajó al mismo infierno y quitó las llaves de la muerte a Satanás. No creo que la travesía haya sido de lo más placentera. La Biblia no da detalles, pero ni siquiera la imaginación más frondosa puede acercarse siquiera a lo que en realidad fue.
La oscuridad es necesaria. Sin ella no valoramos la presencia de la luz. Es ahí donde se nos forza a caminar por fe, humanamente hablando no hay certeza ni seguridad alguna, el golpe puede venir por doquier, pero espiritualmente hablando, es ahí donde podemos aprender a confiar "ciegamente" en Aquel que nos ha prometido, y que jamás ha dejado caer ninguna de sus palabras a tierra.
Lo sé, no lo entendemos. Pero el reloj de Dios sigue corriendo y su tic-tac no se detiene. Habrá un momento, un día, una fecha en el calendario del Altísimo y entonces amanecerá. Y con los primeros rayos de luz, nuestros ojos podrán ver. "Y vio y creyó". Junto con la vista vendrá la fortaleza de nuestra fe, jamás volveremos a ser los mismos, puesto que nuestros ojos lo han visto, o mejor dicho, Le han visto. Hasta ese momento, entenderemos el por qué de la oscuridad. "Hasta entonces no habían entendido la Escritura, que dice que Jesús tenía que resucitar".
Era necesario que el Hijo de Dios pasara por todo ese sufrimiento. Una vez pasada la prueba tendría la mayor de las victorias. Y a través de El, muchos, miles, millones más también pudieran vivir.
Jesús nos mostró el camino a seguir en medio de la oscuridad. Si seguimos sus pasos, el tercer día llegará y volveremos a vivir, el aliento volverá, podremos sonreír, las vendas que nos ataban se caerán, la piedra, los problemas se removerán y podremos salir a la luz y caminar, hasta entonces podremos avanzar. Y con nuestro ejemplo y experiencia podremos decir a muchos, bendecirles con sabias palabras, diciéndoles: sigue adelante no temas, este momento pasará, a veces es necesaria la oscuridad, pero el día llegará y con el, la más grande de tus victorias.
Martha Martínez,
Agosto 2013.
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lunes, 12 de agosto de 2013
No temas II
Hace tiempo publiqué un escrito titulado No Temas...
Estaba soltera, vivía en casa de mis padres, y como quien dice no tenía mayor preocupación que contar los días para que mi novio regresara de sus estudios fuera de la ciudad, entre otras cosas.
No quiero minimizar las complicaciones que tenía en aquella época, pero al crecer un poco y con ello hacerme de unas cuantas responsabilidades, mis hijos, mis temores ahora son muy diferentes.
Nunca he temido a la muerte, en lo que a mí persona se refiere nunca le he dado tanta importancia, la enfermedad nunca me quitó el sueño, gracias a Dios, en mi familia hemos sido muy sanos, sólo gripes y una que otra cosilla por allá, pero como digo, gracias a Dios nada de gravedad.
Pero ahora, ahora agradezco a Dios por la vida y la salud. He aprendido a valorarlas como preciados tesoros más allá de lo material. No temo a la muerte, pero le ruego a Dios me de vida para ver crecer a mis hijos y verlos realizados. No temo a la enfermedad, pero clamo al Altísimo por salud para los míos y que nuestra calidad de vida jamás sea disminuida.
Pero entre las mil y un complicaciones que se presentan al crecer, aunado a la inmadurez del sistema inmunológico de los pequeños, me he llevado un que otro susto por ahí. Y ruego a Dios!!! Ruego con toda el alma que no haya sorpresas en nuestro caminar, y si las hay que sea yo quien las padezca, jamás mis pequeños...
No temas... palabras tan profundas cuando se trata del fruto de tus entrañas. Es Él y sólo Él quien puede cuidar de los míos con Sus manos poderosas, sin importar cuánto me esfuerce, yo no soy suficiente. Es entonces cuando tengo que recordar todas Sus promesas. Lo que El ha prometido sobre ellos... y que El es quién está más interesado en su bienestar.
No temas... 366 veces mencionado en la Biblia. Una para cada día del año, incluso los años bisiestos.
No temas, por favor, Martha... No temas!!!
Estaba soltera, vivía en casa de mis padres, y como quien dice no tenía mayor preocupación que contar los días para que mi novio regresara de sus estudios fuera de la ciudad, entre otras cosas.
No quiero minimizar las complicaciones que tenía en aquella época, pero al crecer un poco y con ello hacerme de unas cuantas responsabilidades, mis hijos, mis temores ahora son muy diferentes.
Nunca he temido a la muerte, en lo que a mí persona se refiere nunca le he dado tanta importancia, la enfermedad nunca me quitó el sueño, gracias a Dios, en mi familia hemos sido muy sanos, sólo gripes y una que otra cosilla por allá, pero como digo, gracias a Dios nada de gravedad.
Pero ahora, ahora agradezco a Dios por la vida y la salud. He aprendido a valorarlas como preciados tesoros más allá de lo material. No temo a la muerte, pero le ruego a Dios me de vida para ver crecer a mis hijos y verlos realizados. No temo a la enfermedad, pero clamo al Altísimo por salud para los míos y que nuestra calidad de vida jamás sea disminuida.
Pero entre las mil y un complicaciones que se presentan al crecer, aunado a la inmadurez del sistema inmunológico de los pequeños, me he llevado un que otro susto por ahí. Y ruego a Dios!!! Ruego con toda el alma que no haya sorpresas en nuestro caminar, y si las hay que sea yo quien las padezca, jamás mis pequeños...
No temas... palabras tan profundas cuando se trata del fruto de tus entrañas. Es Él y sólo Él quien puede cuidar de los míos con Sus manos poderosas, sin importar cuánto me esfuerce, yo no soy suficiente. Es entonces cuando tengo que recordar todas Sus promesas. Lo que El ha prometido sobre ellos... y que El es quién está más interesado en su bienestar.
No temas... 366 veces mencionado en la Biblia. Una para cada día del año, incluso los años bisiestos.
No temas, por favor, Martha... No temas!!!
domingo, 11 de agosto de 2013
El Dios que traiciona
Job 5.17-19
Siempre podemos tener la seguridad que en La Biblia, la Palabra de Dios, tendremos una respuesta a cada uno de nuestros estados de ánimo.
Dios corrige... algunos no estarán de acuerdo conmigo, pero soy de las que cree que Dios nos "jala las orejas" de vez en cuando para corregirnos el rumbo, o bien, nos priva de ciertas respuestas para enseñarnos grandes verdades.
Y cuando eso sucede, el verso 17 nos dice que debemos considerarnos afortunados porque es Dios quien nos quiere enseñar algo.
T.D. Jakes dice lo siguiente:
A veces estar en el desierto, en un naufragio, en una celda o en una cruz también es la perfecta voluntad de Dios.
Martha Martínez de Valle
5:17 He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios corrige;
Por tanto, no menosprecies la disciplina del Todopoderoso.
5:18 Porque él es quien hace la llaga, y él la vendará;
El hiere, y sus manos curan.
5:19 En seis tribulaciones te librará,
Y en la séptima no te tocará el mal.
Siempre podemos tener la seguridad que en La Biblia, la Palabra de Dios, tendremos una respuesta a cada uno de nuestros estados de ánimo.
Dios corrige... algunos no estarán de acuerdo conmigo, pero soy de las que cree que Dios nos "jala las orejas" de vez en cuando para corregirnos el rumbo, o bien, nos priva de ciertas respuestas para enseñarnos grandes verdades.
Y cuando eso sucede, el verso 17 nos dice que debemos considerarnos afortunados porque es Dios quien nos quiere enseñar algo.
T.D. Jakes dice lo siguiente:
"Hay tiempos en los que aparentemente Dios está ausente. Pero no es así. Aunque no lo sintamos El está ahí enseñándonos "algo". Sentiremos que nos ha abandonado, algunos osaremos pensar que nos traicionó, nos sentiremos defraudados y heridos por Aquel que prometió nunca dejarnos y darnos todo lo que pidamos... pero El es el que "hiere y sus manos curan". Si nos hemos sentido así, quiere decir que, El ha decidido operar en un ámbito totalmente desconocido para nosotros.
Es muy, muy difícil confiar en Dios cuando no vemos Su respaldo, pero eso es precisamente lo que El quiere que hagamos: que confiemos. Y aunque las cosas estén de mal en peor, y cuando te digan, te pregunten ¿Dónde está tu Dios? que no pierdas el ánimo, no pierdas la fe, Tu tiempo no es el de los hombres, tu tiempo es el de Dios. Sus métodos podrán desconcertarte, sus enseñanzas no tendrán sentido aparente en el momento, pero los resultados serán simplemente sorprendentes.
Dios obrará milagrosamente en tu vida porque confiaste en El mientras trabajaba en el ámbito de lo invisible."
A veces estar en el desierto, en un naufragio, en una celda o en una cruz también es la perfecta voluntad de Dios.
Martha Martínez de Valle
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Ciudad Obregón, SON, México
miércoles, 7 de agosto de 2013
Sólo obedecer...
"Esta no era la forma en que yo planeé esto Dios"
¿Te has encontrado a ti mismo diciendo estas palabras? Yo sí.
Y si hay alguien en la historia con el derecho de sentirse frustrado y dirigirse a Dios con estas palabras es justamente José. No, no José el soñador. José el de: "Jesús, María y José", el que al parecer al principio tendría un papel fundamental en las Escrituras, pero que después del pasaje de "Jesús en el templo" lo perdemos de vista.
Imagina a José a 5 días de distancia lejos de su hogar, solo él y María en un establo maloliente, rodeados de animales, y su amada esposa a punto de dar a luz. Definitivamente esta no había sido la forma en que él había planeado el alumbramiento de su hijo, perdón, del Hijo de Dios.
Después de todo, ¿qué no que fue un ángel quien anunció el nacimiento de Dios en la tierra? Cuando menos toda una cuidad debiera estar festejando este momento, pero no. Solo las estrellas eran testigos de tal acontecimiento.
Pero no era el hijo de José, era el Hijo de Dios y la idea había sido Suya, este proyecto era de Dios. Y las cosas no estaban resultando de la manera que José había pensado. A veces nos hemos llegado a preguntar por qué Dios obra de la manera que lo hace.
José lo cuestionó, pero aunque no lo entendía, hizo lo único que sabía hacer: obedeció. Cuando lo llamó el ángel. También cuando María le explicó. Obedeció cuando Dios lo mandó.
Fue obediente a Dios.
Fue obediente cuando el cielo brillaba.
Fue obediente cuando el cielo estaba oscuro.
No permitió que su confusión alterara su obediencia. No lo sabía todo. Pero hizo lo que sabía: obedecer.
Tu, al igual que José, no puedes ver el cuadro completo. De la misma manera que José, tu tarea es ver que Jesús adentre una parte de tu mundo. Y al igual que José puedes escoger: obedecer o desobedecer. Por haber obedecido, Dios lo usó para cambiar al mundo. ¿Puede Dios hacer lo mismo contigo?
Somos gente común que sirve a un Dios poco común. ¿Servirás aun cuando no comprendas?
Podremos hacernos todas las preguntas del mundo en nuestro caminar con Dios, y tal vez Dios no las responda, pero habrá una pregunta que El jamás dejará de responder. ¿Dios estás conmigo?
Escucha el llanto del bebé en el pesebre. ¿Se interesa Dios?¿Le importamos a Dios?¿Ama aún a sus hijos?
Por medio del pequeño rostro del bebé nacido en el establo dice que Sí.
Sí, tus pecados son perdonados.
Sí, tu nombre está escrito en los cielos.
Sí, la muerte ha sido derrotada.
Y sí, Dios ha entrado a tu mundo.
Emanuel. Dios con nosotros es.
Nota: Adaptación y síntesis del capítulo 1: La oración de José, del libro: Gente común en la manos de un Dios poco común, Autor Max Lucado.
¿Te has encontrado a ti mismo diciendo estas palabras? Yo sí.
Y si hay alguien en la historia con el derecho de sentirse frustrado y dirigirse a Dios con estas palabras es justamente José. No, no José el soñador. José el de: "Jesús, María y José", el que al parecer al principio tendría un papel fundamental en las Escrituras, pero que después del pasaje de "Jesús en el templo" lo perdemos de vista.
Imagina a José a 5 días de distancia lejos de su hogar, solo él y María en un establo maloliente, rodeados de animales, y su amada esposa a punto de dar a luz. Definitivamente esta no había sido la forma en que él había planeado el alumbramiento de su hijo, perdón, del Hijo de Dios.
Después de todo, ¿qué no que fue un ángel quien anunció el nacimiento de Dios en la tierra? Cuando menos toda una cuidad debiera estar festejando este momento, pero no. Solo las estrellas eran testigos de tal acontecimiento.
Pero no era el hijo de José, era el Hijo de Dios y la idea había sido Suya, este proyecto era de Dios. Y las cosas no estaban resultando de la manera que José había pensado. A veces nos hemos llegado a preguntar por qué Dios obra de la manera que lo hace.
José lo cuestionó, pero aunque no lo entendía, hizo lo único que sabía hacer: obedeció. Cuando lo llamó el ángel. También cuando María le explicó. Obedeció cuando Dios lo mandó.
Fue obediente a Dios.
Fue obediente cuando el cielo brillaba.
Fue obediente cuando el cielo estaba oscuro.
No permitió que su confusión alterara su obediencia. No lo sabía todo. Pero hizo lo que sabía: obedecer.
Tu, al igual que José, no puedes ver el cuadro completo. De la misma manera que José, tu tarea es ver que Jesús adentre una parte de tu mundo. Y al igual que José puedes escoger: obedecer o desobedecer. Por haber obedecido, Dios lo usó para cambiar al mundo. ¿Puede Dios hacer lo mismo contigo?
Somos gente común que sirve a un Dios poco común. ¿Servirás aun cuando no comprendas?
Podremos hacernos todas las preguntas del mundo en nuestro caminar con Dios, y tal vez Dios no las responda, pero habrá una pregunta que El jamás dejará de responder. ¿Dios estás conmigo?
Escucha el llanto del bebé en el pesebre. ¿Se interesa Dios?¿Le importamos a Dios?¿Ama aún a sus hijos?
Por medio del pequeño rostro del bebé nacido en el establo dice que Sí.
Sí, tus pecados son perdonados.
Sí, tu nombre está escrito en los cielos.
Sí, la muerte ha sido derrotada.
Y sí, Dios ha entrado a tu mundo.
Emanuel. Dios con nosotros es.
Nota: Adaptación y síntesis del capítulo 1: La oración de José, del libro: Gente común en la manos de un Dios poco común, Autor Max Lucado.
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