Prometí escribir acerca de perdonar lo imperdonable, y heme aquí. No sé por dónde empezar, pues hay tanto que escribir sobre el tema, incluso libros enteros se han escrito para ayudar al alma que desfallece destrozada por la traición, a ayudar a perdonar. Recuerdo un par de libros en la librería personal de mamá... y yo aquí tratando de aportar mi "granito de arena".
No soy experta, aclaro. Así que compartiré unas cuantas cosas que recopilé de aquí y otras tantas de allá junto con un poco de mi propia experiencia a lo largo de mi corta vida. (sí, aun creo que es corta).
Generalmente hay un común denominador en todas aquellas personas que hemos sentido el aguijón de la traición: "No era justo", "¿por qué a mí?" y una serie de emociones y más preguntas que envuelven a este par que casi nunca tienen respuesta. Ahh, sin olvidad nuestro enojo contra Dios.
Incluso tengo dos escritos: "
Virtud" y "
Lo que yo creía" que escribí justo en medio de un torbellino de sinsabores. También pasé por todo ese duro proceso que los expertos llaman "Ciclo de duelo" (negación, enojo, negociación, depresión y aceptación). ¡Claro que es un duelo! pues existe a lo largo del trayecto, la sensación de muerte. Muerte de la confianza, la esperanza, la felicidad, los sueños etc. según sea el caso de cada quién. Si estás pasando por un periodo de dolor por el descubrimiento de una traición, o por algún inesperado acontecimiento, sólo quiero que sepas que te puedo entender.
Tengo una madre que siempre me dice: "Todo es perdonable". Y si hay alguien que te puede aconsejar por ser experta en la materia, es ella. Así que te pasaré algunos de sus sabios consejos. El primero es: "No hay nada imperdonable"... y me enojaba cada vez que me lo decía, pues creía que mi dolor era único y que a nadie le habían lastimado más que a mí (Cosa que era mentira, porque ahora al ver hacia atrás, mi experiencia bien pudo ser peor, pero no lo fue) En el momento no comprendía, es que el dolor ciega e inmoviliza e incapacita el pensar. Se vuelve uno irracional. Pero una vez aclarada la mente, puedo ver que sus palabras tienen mucha razón, he sabido de personas que han perdonado incluso al asesino de sus hijos o sus cónyuges, al violador, al infiel, y la lista se puede hacer larga.
Sí, creo que mamá tiene razón, "Todo es perdonable" cuando el corazón está en la correcta posición. El mismo Jesús en medio del dolor perdonó a quienes le crucificaban, "perdónales, no saben lo que hacen"...
Pero hay quienes sí saben lo que hacen y jamás vienen a pedir una disculpa, y nos dejan con la sensación de que la vida está en deuda con nosotros. Nos dejan moribundos revolcándonos de dolor en el suelo,en un charco que, gracias a Dios no es de sangre, pero sí de las mil y un lágrimas que nosotros mismos tuvimos que secar porque no hubo nadie a nuestro lado para sacarles...Y tuvimos que vendar nuestras propias heridas.
Tengo que ser honesta contigo, es imposible perdonar en nuestras fuerzas. Nuestro corazón no está capacitado a hacerlo, a menos que (como te decía anteriormente) esté en la posición correcta, y esa posición es "Lleno del amor de Dios". Pues nadie puede dar lo que no se tiene. Si vienes a mí y me pides prestado un millón de dólares porque los necesitas para una operación de vida o muerte de alguno de tus familiares, aunque quisiera con todo mi corazón dártelos, no podría, pues no poseo esa cantidad (ahora ya lo sabes, se aceptan depósitos y donaciones jajaja, no se crean)
Volviendo a lo nuestro, si quiero perdonar, necesito saberme perdonado. Y estoy consciente que hay personas allá afuera pensando que no son ellos quienes necesitan el perdón, que ellos no hicieron mal a nadie, al contrario. Pero déjame decirte, al recibir perdón y perdonar, el mayor beneficiado eres tú.
"...cuando odias a tu enemigo, se cierra la puerta de una prisión, y un prisionero es capturado. Pero cuando tratas de comprender y liberas a tu adversario de tu odio (cuando perdonas) entonces el prisionero es liberado, y ese prisionero eres tú" - Max Lucado (Escrito: Y los ángeles guardaron silencio)
Y la ecuación se ve sencilla, pero en realidad es mucho más complicada en la práctica.
"¿Quieres aprender a perdonar? Entonces piensa en todas las veces que has recibido perdón" (Max Lucado)
"Más bien sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo". (Efesios 4.32)
El perdón, al igual que el amor, es una decisión. Si quieres una relación para "toda la vida", tendrás que decidir "amar" aunque haya días en que no sientas hacerlo. "En salud y enfermedad, en riqueza o pobreza..." ¿lo recuerdas?... Y ¡no es fácil amar cuando no sientes hacerlo! pero sus frutos bien vale la pena cosecharlos. Lo mismo sucede con el perdón. No es fácil perdonar, pero si quiero una vida física y emocionalmente saludable, tendré que hacerlo. Dicen los que saben que la raíz de muchas enfermedades radica en la falta de perdón (créeme, puedes buscar esa información en Internet.)
Yo quiero estar sana. Literalmente podía sentir cómo toda esa bola de emociones tóxicas infectaban mi sistema. De pronto sufría de insomnios y otras de dormir de más, dolores sin explicación alguna; literalmente me estaba enfermando, hasta que decidí tomar la decisión más horrenda y mejor de todas: perdonar a mi adversario.
Y es curioso, porque estoy segura que esa persona ni idea tenía de todo por lo que yo estaba pasando. Pero recordé todas las veces en que yo fui perdonada, y tuve que extender ese perdón incluso cuando no sentía hacerlo. Fue una decisión consciente, no emocional. Y conscientemente decidí elevar una oración apenas audible donde mencionaba a cada persona nombre por nombre y les decía: "Te perdono. No en mis fuerzas, sino en las fuerzas y el amor de Jesús que vive en mi, te perdono"..
No fue inmediato, pero fue el primer paso que abrió la puerta de mi prisión.
Continúa....
Perdonar lo imperdonable (Parte II)