¡Hola a todos! Este es mi pequeño espacio en el que puedo alejarme del mundo y concentrarme sólo en mis pensamientos... Lo llamo: "Mi lugar Secreto..." Aquí escribo todas esas cosas que, por una u otra razón no son tan fáciles de decir, pero sí de escribir... Así que, !Bienvenido! te dejaré escuchar mis pensamientos.
domingo, 13 de octubre de 2019
Tazas de café
Mi acumulador de "borradores" aumenta...
No me he sentido con la confianza,
con el derecho de publicar lo que siento,
¿Será porque ha cambiado tanto mi manera de pensar y de percibir las cosas?
Sí, temo que si.
Mi túnica de muchos colores no la encuentro,
y siento como si estuviera metida en el más profundo de los calabozos.
Pero basta sólo una palabra para dar un ligero haz de luz a la vida,
"La gloria postrera será mayor que la primera".
Pero desde “aquí” parece tan lejano "aquello" que se anhela,
supongo que a eso llamamos fe, a seguir creyendo aunque falte para llegar,
aunque tengamos que esperar.
La infinita espera es la que agobia.
Tormento del alma es la esperanza que demora.
Bebo una, otra y otra taza de café,
impaciente, inquietante, espectante...
Hasta que se me ha hecho ya, un vicio.
Mundos, océanos y sonrisas
Que sólo quede el recuerdo,
eso es suficiente.
Se mueven mundos con una sola sonrisa,
al mismo tiempo que otros se hacen trizas.
Los océanos encontraron la calma con una sola de sus miradas,
mientras, la luz del faro se apagaba.
Pero, que sólo quede el recuerdo,
Tal vez, eso sea suficiente.
Porque para algunos es suficiente creer que se puede,
creer que es mejor seguir creyendo...
A eso llamamos esperanza.
jueves, 19 de septiembre de 2019
Aprendiendo, otra vez.
Es curioso...aunque no debería sorprenderme.
Pero no puedo evitarlo, el solo hecho de pensar que le importo tanto como para llamar mi atención... eso es precisamente lo que no acabo de comprender.
Era un tiempo de relax "cualquiera"... Paseaba mi dedo de arriba a abajo dando scroll a la pantalla de mi celular, mirando sin mirar, cuando un anuncio publicitario me presenta un collar con un pequeño dije cuadrado, nada extravagante, algo rústico a mi parecer, pero tenía escrito en el: "Estad quietos y conoced..."- pensé: "Es un verso de la Biblia".
Así de simple, así de sencillo... no le puse mayor atención, pero por alguna extraña razón, esas palabras se quedaron grabadas en mi memoria.
No pasó mucho tiempo cuando en el perfil de un amigo, exactamente el mismo verso aparecía y resaltaba con letras blancas en un fondo azul: "Estad quietos y conoced que soy Jehová". "Qué curioso"- pensé. "Dos veces el mismo día".
Poco sabía, que, al día siguiente se detonaría en el contexto de mi diario vivir, una situación, por más está decir: estresante.
Me apena decirlo, pero en vez de accionar, reaccioné. No me juzgues mal, reaccioné como cualquier simple mortal lo hubiese hecho, y te pido disculpas si no puedo ser más específica, pero es un asunto "algo" personal.
Y acudí, como otras tantas veces he acudido, al único lugar donde he encontrado respuestas específicas y que reconfortan mi atribulada alma. Oré a Dios y clamé... clamé con todas las fuerzas que le quedaban a mi corazón, porque cuando es demasiado el dolor, el corazón se cansa... y así, débil, cansada y agotada, elevé unas cuantas palabras al cielo.
No me preguntes cómo ni por qué (porque no lo sé) pero en mi corazón sentí la necesidad de leer el salmo 37. Y por allá en el verso 7, unas palabras saltaron a la vista: "Guarda silencio ante Jehová, y espera en El"... demasiado parecido a los versos de días atrás.
"Ojalá no lo hubiese leído" porque al instante entendí que Dios me pedía que "guardara silencio y solo esperara en El". Pero, ¿acaso no sabía Dios que ya tenía preparados los argumentos perfectos para defender mi situación?... tal vez fue por eso, porque conocía muy bien las palabras exactas que tenía pensado decir, que pidió cerrara la boca.
Más por agotamiento que por obediencia, accedí. Y para mi sorpresa todo se solucionó sin la intervención de una sola de mis palabras.
Esa noche meditaba, y pensaba: "Dios mío, tengo un detonador en mi interior, y el enemigo lo sabe bien. De tanto en tanto viene y lo presiona. Y todo a mi alrededor se desmorona".
Hasta ese día no había pensado en esto: ¡Cuán importante es identificar nuestras debilidades! Ellas son el punto exacto que se tienen que tocar, si en verdad te quieren destruir.
Ese día levanté una fortaleza alrededor de mi debilidad. Me propuse: Identificar el ataque para no volver a caer en la provocación, reforzar mi mente con la Palabra de Dios en cuanto a "esa" cuestión y no descuidarme en la oración.
Algo pasó con mi vida tras "esa" experiencia. Como que entendí que, las pruebas y luchas llegan a nuestra vida con el propósito de enseñarnos y hacernos madurar... Lee bien: apenas lo "Entendí", porque antes, "Ya lo sabía", ¡¿Cuántas veces lo enseñé y lo prediqué, y tuve la osadía de decirlo a mis escuchas?!
Pero una vez que lo entiendes por completo y en carne propia... no miras con tanto desagrado tus malas experiencias. Es como dar un paso adelante, levantar la cabeza y prepararte a lo que sigue. Porque con la ayuda de Dios, si salimos de ésta, también saldremos de aquella... algo así como: si la fe se te fortaleciera.
En fin, gracias por leer hasta aquí. Y es que, en este asunto de vivir la vida, nunca se deja de aprender, des-aprender y re-aprender. Dichosos los que tienen el entendimiento tan sensible como para aprender a la primera. otros como yo, debemos pasar varias veces por la misma prueba; pero en Dios no hay reprobados, seguimos y seguimos hasta que aprendemos a confiar, y a confiar de a de veras en Aquel que dijo: Si esperas en Jehová y guardas su camino, tus ojos verán lo que te prometí.
Re-aprendiendo y pidiendo que leas el salmo 37,
Martha Martínez de Valle.
Septiembre 2019.
Pero no puedo evitarlo, el solo hecho de pensar que le importo tanto como para llamar mi atención... eso es precisamente lo que no acabo de comprender.
Era un tiempo de relax "cualquiera"... Paseaba mi dedo de arriba a abajo dando scroll a la pantalla de mi celular, mirando sin mirar, cuando un anuncio publicitario me presenta un collar con un pequeño dije cuadrado, nada extravagante, algo rústico a mi parecer, pero tenía escrito en el: "Estad quietos y conoced..."- pensé: "Es un verso de la Biblia".
Así de simple, así de sencillo... no le puse mayor atención, pero por alguna extraña razón, esas palabras se quedaron grabadas en mi memoria.
No pasó mucho tiempo cuando en el perfil de un amigo, exactamente el mismo verso aparecía y resaltaba con letras blancas en un fondo azul: "Estad quietos y conoced que soy Jehová". "Qué curioso"- pensé. "Dos veces el mismo día".
Poco sabía, que, al día siguiente se detonaría en el contexto de mi diario vivir, una situación, por más está decir: estresante.
Me apena decirlo, pero en vez de accionar, reaccioné. No me juzgues mal, reaccioné como cualquier simple mortal lo hubiese hecho, y te pido disculpas si no puedo ser más específica, pero es un asunto "algo" personal.
Y acudí, como otras tantas veces he acudido, al único lugar donde he encontrado respuestas específicas y que reconfortan mi atribulada alma. Oré a Dios y clamé... clamé con todas las fuerzas que le quedaban a mi corazón, porque cuando es demasiado el dolor, el corazón se cansa... y así, débil, cansada y agotada, elevé unas cuantas palabras al cielo.
No me preguntes cómo ni por qué (porque no lo sé) pero en mi corazón sentí la necesidad de leer el salmo 37. Y por allá en el verso 7, unas palabras saltaron a la vista: "Guarda silencio ante Jehová, y espera en El"... demasiado parecido a los versos de días atrás.
"Ojalá no lo hubiese leído" porque al instante entendí que Dios me pedía que "guardara silencio y solo esperara en El". Pero, ¿acaso no sabía Dios que ya tenía preparados los argumentos perfectos para defender mi situación?... tal vez fue por eso, porque conocía muy bien las palabras exactas que tenía pensado decir, que pidió cerrara la boca.
Más por agotamiento que por obediencia, accedí. Y para mi sorpresa todo se solucionó sin la intervención de una sola de mis palabras.
Esa noche meditaba, y pensaba: "Dios mío, tengo un detonador en mi interior, y el enemigo lo sabe bien. De tanto en tanto viene y lo presiona. Y todo a mi alrededor se desmorona".
Hasta ese día no había pensado en esto: ¡Cuán importante es identificar nuestras debilidades! Ellas son el punto exacto que se tienen que tocar, si en verdad te quieren destruir.
Ese día levanté una fortaleza alrededor de mi debilidad. Me propuse: Identificar el ataque para no volver a caer en la provocación, reforzar mi mente con la Palabra de Dios en cuanto a "esa" cuestión y no descuidarme en la oración.
Algo pasó con mi vida tras "esa" experiencia. Como que entendí que, las pruebas y luchas llegan a nuestra vida con el propósito de enseñarnos y hacernos madurar... Lee bien: apenas lo "Entendí", porque antes, "Ya lo sabía", ¡¿Cuántas veces lo enseñé y lo prediqué, y tuve la osadía de decirlo a mis escuchas?!
Pero una vez que lo entiendes por completo y en carne propia... no miras con tanto desagrado tus malas experiencias. Es como dar un paso adelante, levantar la cabeza y prepararte a lo que sigue. Porque con la ayuda de Dios, si salimos de ésta, también saldremos de aquella... algo así como: si la fe se te fortaleciera.
En fin, gracias por leer hasta aquí. Y es que, en este asunto de vivir la vida, nunca se deja de aprender, des-aprender y re-aprender. Dichosos los que tienen el entendimiento tan sensible como para aprender a la primera. otros como yo, debemos pasar varias veces por la misma prueba; pero en Dios no hay reprobados, seguimos y seguimos hasta que aprendemos a confiar, y a confiar de a de veras en Aquel que dijo: Si esperas en Jehová y guardas su camino, tus ojos verán lo que te prometí.
Re-aprendiendo y pidiendo que leas el salmo 37,
Martha Martínez de Valle.
Septiembre 2019.
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lunes, 26 de agosto de 2019
...Pero aprendimos el temor
¡Hoy mis dedos quieren escribir! Y eso me hace muy feliz.
No hace mucho leí un libro de la Dra. Caroline Leaf donde dice que: "fuimos programados para el amor, pero aprendimos el temor".
Basta con ver la cara de un infante durmiendo para darnos cuenta que refleja una paz inexplicable ¡Ni qué decir de sus sonrisas!Y pensar que así fuimos alguna vez en nuestra vida, pero en alguna parte del camino, "algo" o "alguien" nos atrofió y aprendimos a tener temores, y la paz se esfumó y las sonrisas disminuyeron, en algunos casos, ya no volvieron.
Pero ese no era el plan original para nosotros. Igual, aprendimos a sobrevivir con el corazón herido, levantando defensas y muros a nuestro alrededor, en un débil intento para no permitir que aquello que nos lastimó vuelva a suceder...
Por eso, los contratos, los acuerdos ante notarios públicos, pagarés, etc... ¿Será que como humanos no somos confiables? Puede que sí, puede que no. Lo cierto es que el ser humano es complejo.
"Hombre de verdad ¿Quién lo hallará?" dice la Biblia. Al parecer Dios conoce nuestro corazón.
Es que, nos es tan fácil prometer, pero luego nos olvidamos de lo prometido, y con un "perdón" o "lo siento mucho" queremos solucionar las cosas y que sean como antes, pero ¡es imposible! Y te habla alguien que cree ciegamente en el poder del perdón. Pero aunque haya un: "borrón y cuenta nueva", las cosas difícilmente serán como antes. Mi consejo es: evita aferrarte a que las cosas sean como solían ser, mejor inicia desde cero a partir del momento de la reconciliación y tal vez, tal vez... te sorprenda que todo sea mucho mejor de lo que antes tenías.
TD Jakes dice: "Todos tenemos el derecho de decir ´¡Basta!´, pero hay un grave peligro en no perdonar a quien está realmente arrepentido".
Y creo que me he desviado un poco del tema... pero volvamos a lo nuestro, la cuestión es: cómo confiar; ¡¿Cómo?! cuando somos tan frágiles, incluyendo nuestras promesas.
¡Bendita Palabra de Dios que nos brinda luz en medio de la oscuridad! Justo en el centro de toda la Biblia... como si a propósito Dios dijera que debe ser el centro de nuestro vivir, se encuentra un verso, que a mi ver, deberíamos enmarcarlo y colgarlo en las paredes de nuestro hogar:
Salmo 118:8 "Mejor es confiar en Dios, que confiar en los hombres". (RVR 1960)
La versión (RVC) dice:: "Mejor es confiar en Dios que en los simples mortales".
Y la versión (TLA) cita: "Mejor es confiar en Dios que en gente importante".
Así que, ya sea que ese "alguien" sea un simple mortal o sea alguien muy importante, Dios nos dice que confiar en el hombre (y aquí me refiero a la raza humana, no quiero meterme en líos feministas o patriarcales) no es la mejor decisión que podemos tomar.
Y es que, al confiar en Dios, nos llenaremos de esa tan añorada paz que teníamos cuando eramos niños. Esa paz planeada en el diseño original.
¿Por qué es mejor confiar en Dios? Porque la Biblia dice que "El es el mismo de ayer, de hoy y por siempre", que en Dios "no hay sombra de variación", que "Si El lo dijo, El lo hará", que "El no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta".
En mi experiencia, han sido los días turbulentos y los giros inesperados de la vida los que me han hecho tambalear, dudar de todo y de todos, ¡hasta de mi misma! Pero una y otra vez, he regresado a estas "frases" a estas "promesas" escritas en el sagrado Libro, que me dan estabilidad, seguridad, confianza y que me he llenado de una inexplicable paz.
"Fuimos programados para el amor, pero aprendimos el temor". Y el temor se ha hecho un amo y señor... ¡un verdugo para muchos! Insomnios, sudando en frío, bocas secas, un constante estado alarma, escalofríos, mentes nebulosas y terrores nocturnos... esos no estaban en el plan.
Pero si hacemos del centro de nuestra vida, el verso del centro de la Biblia... "Mejor es confiar en Dios que en los hombres"... Y descansas en Aquel que tiene el poder para cambiar tu situación en un instante... La paz llegará. Tus niveles de estrés se normalizarán, volverás a dormir, a disfrutar, a sonreír... ¡paz! tendrás nuevamente paz.
Confiando en Dios en el día a día,
Martha Martínez de Valle.
Agosto 2019.
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miércoles, 12 de junio de 2019
El poder de una mirada
"El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada".
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Sin duda, hay miradas que dicen mucho.
Creo que me he topado con algunas... cruzan en mi mente un par de ellas que por alguna extraña razón se quedaron grabadas en mi memoria.
Las he visto mirarme directamente y de frente. Tan opuestas como la luz de las tinieblas; unas tan llenas de rabia, y otras tan llenas de un entrañable amor que me afirmaron y afianzaron mi valor.
Miradas tiernas, tímidas, evasivas y enamoradas... miradas que me hicieron sonreír.
Miradas tiernas, tímidas, evasivas y enamoradas... miradas que me hicieron sonreír.
Por otro lado, conocí miradas inundadas de temor. Un temor paralizante que inmoviliza, que quita el color y hiela la piel.
He visto otras irradiando el fuego de una pasión, de una esperanza y un sueño, de esas que te quiebran la voz y te llenan los ojos de agua.
Pero son las miradas transparentes las imposibles de olvidar. Ellas gritan su verdad; Verdad que tristemente no supe escuchar, que no supe interpretar, porque en aquel entonces no sabía que los ojos también hablan... y que a diferencia de la boca, muy pocas veces saben mentir.
Me he cruzado con miradas que me han aplastado y otras que me han levantado...
Miradas cómplices a lo largo de una habitación donde supe perfectamente lo que decían sin necesidad de palabras.
Miradas que me persiguieron, miradas que evadí, miradas que buscaban, miradas de las que trataba de huir.
Miradas iracundas, de dolor, sin esperanza; miradas grises y resignadas... de ojos que pedían auxilio.
Pero también tuve miradas que movieron mi mundo... que parecían saber lo que pensaba... que me desnudaron el alma y que me hicieron bajar la mirada un poco sonrojada.
Las más bellas fueron aquellas que emanaban sabiduría, que me impulsaron hacía adelante y hacia arriba... Miradas que me llenaron de fe y de esperanza... que me alegraron el día.
Bien dice el sagrado libro:
"...tu bondad o tu maldad son reflejadas en tu mirada". (Mt 6:22-23 TLA)
"...(los ojos) ellos revelan nuestra personalidad." (Prov. 27:19 TLA)
Y termino citando lo que alguna vez escuché: "Nunca, pero nunca, menosprecies el valor de una mirada limpia".
Los ojos que saben sostener la mirada son los más hermosos, son aquellos que no tienen nada qué esconder, que no tienen nada qué ocultar. Independientemente de la forma o el color, una mirada sencilla y transparente en el rostro de quienes se dicen amigos, es una bendición que pocos podremos tener.
Y pido al cielo que tus ojos irradien la luz y la pasión de un corazón lleno de ilusiones y de esperanza; que las sombras de tristeza y depresión pasen de largo y no toquen a la puerta de tu corazón, y si así sucediera, que tu mirada sea lavada con lágrimas... de esas que se derraman en el silencio de aquellas oraciones que se hacen a media noche, ahogando los sollozos en la almohada para no despertar a los que se han dormido. Oraciones sin palabras donde sólo sale el llanto, con lágrimas que Dios interpreta y que usa para despresurizar el corazón, borrar el dolor y limpiar tu mirada para que tus ojos vuelvan a brillar.
Porque, "Por la noche durará el llanto, pero el gozo vendrá a la mañana" Salmo 30:5
Sin importar la eternidad de tus noches, ¡la mañana llegará a tu vida! Y deseo que con la luz de tu mirada puedas sacudir y cambiar mundos.
Mirándote a los ojos,
Martha Martínez de Valle.
Junio 2019.
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